¿Es posible leer en la escuela?, Delia Lerner


¿ES POSIBLE LEER EN LA ESCUELA?
Leer y escribir en la escuela - Delia Lerner


1.    Principales planteamientos hechos por la profesora Delia Lerner respecto a la enseñanza de la lectura y escritura en la escuela.

Lerner en su texto, pretende evidenciar las condiciones didácticas que son un obstáculo para la formación de lectores y escritores, dando pautas para reflexionar y hacer correcciones acerca de las mismas.

La autora es crítica con respecto a la escuela: las actividades para desarrollar en clase se concentran en cumplir con el sistema adoptado por la institución educativa, no se tiene en cuenta  que los estudiantes den sentido a los ejercicios que realizan, sólo se centra la planeación de clases en propósitos didácticos y no en propósitos comunicativos, ambos se deben tener en cuenta en el momento de desarrollar un proyecto de aula.  También los métodos que se utilizan en las aulas para acercar a los niños a la lectura y la escritura muchas veces son inadecuados; la presión que ejercen los maestros en la enseñanza de la lectura, enfatizando en lo literal; la inapropiada reflexión que se hace en el aula acerca de los textos sin tener en cuenta la opinión de los jóvenes; la selección de textos que muchas veces por ser de género escolar se divorcian de la realidad social vivida por los estudiantes, lo que ayuda a que los mismos no den sentido más amplio a lo que leen en la escuela; la parcelación que se hace de los textos, minimizando su complejidad por creer que así es más fácil el proceso; el manejo que debe hacerse de las actividades que es poco enriquecedor debido al factor tiempo que preocupa a los maestros; el pretender que todo sea evidenciable para poder evaluar. Todo esto produce que los estudiantes en vez de acercarse a la lectura y la escritura tengan aversión hacia las mismas.

Lerner plantea también que deben de propiciarse condiciones en los salones de clase para que la enseñanza de la lectura y la escritura se lleve a cabo con el fin de que los jóvenes hagan parte de una cultura que lea y escriba, que tales condiciones deben ponerse en escena antes de que los niños sepan leer, y que donde se logre producir un cambio cualitativo en la gestión del tiempo didáctico, donde la necesidad de evaluar se relacione con las prioridades de la enseñanza y el aprendizaje, donde se desarrollen proyectos en la institución educativa dotando  de sentido a los niños acerca de lo que leen, donde se convierta a la escuela en una microsociedad de lectores y escritores, será posible afirmar que es posible leer en la escuela.

2.    Conceptos de escritura y de lectura.

La lectura, según la autora, posibilita adentrarse en mundos distintos del que uno se mueve, también reflexionar acerca de nuestra realidad para comprenderla mejor, contribuye al que lee para cumplir distintos propósitos en su vida personal: armar un mueble, informarse, disfrutar de una obra literaria. Además de comunicar, la lectura tiene el objetivo de relacionarse con el mundo del lector.
 
La escritura está ligada a la lectura, quien desee escribir sobre un tema, primero debe leer acerca del mismo. El proceso de escribir en ocasiones se torna un poco más complejo que el de leer, debido a que éste último implica que quien lo hace no solo posea unos conocimientos previos acerca de lo que va escribir sino que también debe saber organizar coherentemente sus ideas para exponerlas a otro posible lector, debe dotar el contenido del texto escrito con el sentido que realmente quiere otorgarle para que no hayan confusiones o malas interpretaciones por parte de quien lee.

Ambos procesos: lectura y escritura son de vital importancia en el campo educativo y es el docente quien debe orientarlas a sus estudiantes enseñándoles la funcionalidad de éstas para la vida y no meramente para el  proceso en el plantel educativo porque de esta forma se logrará que los alumnos se apropien mucho más de lo que su maestro les enseña.




3.    Tensiones de los maestros con la enseñanza de la lectura.

·         Llevar a cabo el proceso evaluativo de lectura en las aulas de clase.
·         Determinar el tiempo empleado para llevar a cabo la enseñanza de la lectura en el aula, teniendo en cuenta que debe cumplir con el programa planteado por la institución educativa a la que el profesor pertenece.
·         Hacer observable el proceso de lectura en clase para poder evidenciar fortalezas y flaquezas de los estudiantes, y así poder evaluar dicho proceso.


4.    Una de las tensiones del maestro:

Hacer observable el proceso de lectura en clase para poder evidenciar fortalezas y flaquezas de los estudiantes, y así poder evaluar dicho proceso.

Los docentes entre sus muchas funciones tienen la de rastrear el proceso que llevan a cabo en sus aulas con el ánimo de brindar a los  estudiantes unas herramientas que contribuyan a fortalecer su desarrollo tanto  académico como personal. De esta manera el maestro es un observador en el salón de clases.  Habrá materias y temas que sean más evidenciables que otros; en el caso de las clases donde el tema tratado con los estudiantes sea el de la lectura existe una dificultad: ¿cómo lograr que se evidencie en los jóvenes esas falencias y fortalezas a la hora de llevar a cabo un proyecto de lectura en el aula, teniendo en cuenta que la misma toca las fibras de lo personal en el sentido de que en el proceso de lectura el estudiante puede interiorizar significados de lo que lee que no son observables, como puede que deje de apropiarse de otros? Es necesario que el maestro trace un plan para responder el anterior interrogante.  Entonces  el profesor propone unos ejercicios en clase que permitan observar el desarrollo del tema, donde el desempeño regular, bueno o malo de los educandos sea manifestado. 

Entre las actividades que guía el docente para lograr su cometido están las de hacer que los niños lean en voz alta, también interpretar los textos leídos de acuerdo con sus criterios, subestimando la capacidad de los estudiantes y restando el provecho que un texto puede brindar, teniendo en cuenta que el mismo puede ser rico en interpretaciones.  Lo que se observa es que el facilitador está realizando su trabajo de manera tradicional, sin pretender que todo en ello sea reprochable: no se está teniendo en cuenta el proceso de la lectura mental, que, si bien no refleja lo que interioriza o no el estudiante al realizarla, si es enriquecedora para éste en su proceso formativo, tampoco se le brinda al estudiante la posibilidad de expresar su opinión respecto a lo leído, debiendo de aceptar las interpretaciones de su profesor para responder de forma correcta en la evaluación.

5.    Condiciones que de acuerdo con Lerner, obstaculizan la formación de lectores.

Las actividades propuestas por el docente no están propiciando que el estudiante dé sentido a lo que está aprendiendo,  las lecturas llevadas a cabo por la escuela están contenidas en textos de género escolar, con el único objeto de enseñar a leer, no se está propiciando que los textos se relacionen con la realidad que viven los estudiantes, para que sean aplicados de forma a-didáctica (Brousseau 1986); no se tiene en cuenta el propósito social que debe tener la enseñanza de la lectura: “leer para resolver un problema (utilizar un artefacto, armar un mueble), leer para  informarse, leer para escribir, es decir, para profundizar sobre el conocimiento que se tiene del tema del que uno esté haciendo un escrito”.

Otros de los inconvenientes que se dan en la escuela y que según la autora impiden la formación de futuros lectores son los siguientes: existe una parcelación de los textos por considerar que si estos se tornan complejos los maestros no lograrían evidenciar el proceso en el aula para evaluar el mismo; se está enfatizando en la lectura oral por pensar que así es más fácil corregir los errores de lectura que presentan  los estudiantes (también en pro de la evaluación), pretendiendo hacer de los textos sólo una lectura literal, olvidando esa lectura silenciosa –para sí mismo- que también debe hacerse, que si bien, en ella es más difícil identificar los problemas que tiene el estudiante, el mismo logra obtener significados importantes de los textos, que contribuirán en su desarrollo como lector. Aquí es donde el joven pone en juego sus conocimientos, dejando un tanto de lado esa lectura literal y haciendo énfasis en lo subyacente del texto.

También la profesora Lerner hace críticas con respecto a la hora de hacer la reflexión de los textos leídos en clase: el maestro es quien señala las interpretaciones de los mismos, las cuales deben aprender los estudiantes para que las tengan en cuenta en el momento de ser evaluados. Estas interpretaciones limitadas hechas por los profesores están dejando de lado las opiniones de los estudiantes, sin tener en cuenta que un texto puede presentar diversas interpretaciones, más de las que el docente le adjudique. Respecto a esto, opina la autora, el profesor debe retardar su punto de vista acerca del texto leído en clase, escuchar primero las interpretaciones que hacen los estudiantes, preguntar acerca de las mismas cuando existan vacíos argumentativos,  por último dar su punto de vista y si tiene discrepancias con algunas interpretaciones hechas por los niños, fijar su punto de vista. Otro de los problemas que observa la profesora en la escuela es que por el manejo del tiempo, los docentes deban condicionarse y condicionar a los estudiantes para las actividades en clase. Esta puede convertirse en una preocupación para el docente porque siente que debe cumplir con las exigencias de la escuela respecto al tema.

Al aplicar la lectura como método de enseñanza, la escuela no está teniendo en cuenta el contexto sociocultural en que se desarrollan los estudiantes, lo que indica que es difícil que los jóvenes puedan poner en práctica las clases de lectura en su vida cotidiana; la parte social en la que interactúan los educandos está divorciada de las lecturas que comparten en las aulas.

Otro de los limitantes para que los estudiantes tengan una buena conexión con la lectura, es que  los profesores a la hora de referirse a lo leído, señalen un límite de interpretaciones que los chicos deben asumir como verdad, sin tener en cuenta que de un texto pueden  surgir diversas interpretaciones diferentes a las que el maestro declara que, como las de éste pueden tener validez de acuerdo con argumentos coherentes que sustenten la misma.  Si alguna ventaja saca la escuela de este tipo de transposición didáctica (Chevallard, 1997), es que haya un tema para evaluar, en el sentido de que las interpretaciones dadas por el profesor van a ser tenidas en cuenta por el mismo a la hora de realizar una evaluación.

El hecho de que en el aula, los maestros estén limitando las interpretaciones de los textos a sus estudiantes es un asunto que, (aunque los aprendices avalen y sean receptivos con lo que su profesor de muy buena intención quiere generar en ellos) también está limitando a los niños para comprender su realidad, que es en parte para lo que sirve leer.  Lo que se evidencia entonces es que hace falta que la escuela saque más jugo de los textos; a propósito, la selección de los mismos también es cuestionada por Lerner porque son pensados para el ámbito netamente escolar, “pertenecen al género texto escolar” para que los jóvenes aprendan a leer, sin posibilidad de que ayuden al niño a ser crítico frente a su realidad, a reflexionar acerca de su generación. También la escuela enseña una única manera de leer, sin tener en cuenta los propósitos del lector.

6.    -Motivo por el que se escolarizan las prácticas de lectura y escritura.

La razón por la cual se escolarizan las prácticas de lectura y escritura es porque el sistema implantado en las instituciones educativas sólo percibe educar al niño dentro de las aulas, no tiene en cuenta el contexto sociocultural en que el estudiante se desenvuelve; de ahí  que sólo se traten en los salones textos de género escolar y no aquellos que los estudiantes tienen la posibilidad de leer en la calle o sus hogares.
Los docentes tienen como desafío el de propiciar condiciones en el aula de clases, que ayuden a la formación de lectores y escritores, para ello deben proponer actividades de lectura y escritura que tengan sentido para el estudiante; como propone Lerner, se deben establecer unas condiciones didácticas en la escuela que propicien la formación de futuros lectores y escritores.



- Desafío de los docentes de lengua y literatura respecto  a las prácticas escolarización de las actividades de lectura y escritura, llevadas a cabo por el sistema escolar, las mismas que han sido cuestionadas por la profesora Lerner.

El verdadero desafío para los docentes de lengua y literatura con respecto a la práctica de la lectura y la escritura en la escuela es lograr llevarlas al aula de clases sin dejar absorberse del todo por el rígido sistema que muchas veces el plantel educativo pretende imponer. Es decir el maestro está en la necesidad de buscar y adecuar los contenidos  que debe enseñar a sus estudiantes para que éstos resulten mucho más interesantes a los ojos de ellos, se deben trabajar las temáticas exigidas por la planeación escolar, pero no desprendernos de las necesidades que tienen nuestros estudiantes, de su realidad social, de sus gustos, sus intereses; de éste modo ofrecerá variedad y la oportunidad a los jóvenes para que se sientan más cómodos con el material que usarán en la clase.

La flexibilización y adecuación de contenidos según los estudiantes es tan solo el primer paso que deberá dar el docente para que enseñar lectura y escritura en la escuela deje de ser ese gran monstruo en el que se ha venido convirtiendo en los últimos años y pase a ser una solución y entretenimiento para los estudiantes cuando deben enfrentarse a cualquiera de las dos. Posterior a esto el docente estará también en la tarea de hacer que estos dos procesos sean más lúdicos en el aula de clases, ya sea mediante dinámicas, socializaciones y otras estrategias que quien enseñe encuentre pertinentes para tales propósitos.




-¿Por qué aprender a leer y a escribir en la escuela?

Aprender a leer y escribir en la escuela es necesario desde los primeros años escolares porque a partir de estos dos procesos los estudiantes empezarán, inicialmente a apropiarse del código de escritura, luego a establecer la relación existente entre el significado de las palabras y su significante (objeto o hecho al cual hace referencia) y posteriormente estará en la capacidad de dar sentido a un texto completo y complejo como tal. En este sentido son pertinentes las recomendaciones de la autora Delia Lerner cuando hace mención acerca de la importancia del docente como iniciador en la lectura y la escritura en los primeros años de estudio de los niños ya que es éste quién asume el reto de proponer y llevar a cabo estrategias que le permitan al estudiante apropiarse de los contenidos que se le están enseñando.
Leer y escribir en la escuela además de ser procesos que se deben enseñar allí resultan ser fundamentales para todo el proceso educativo y formativo de los estudiantes, aunque no podemos desconocer la importancia que juega el acompañamiento de los padres en el desarrollo de las dos habilidades desde el hogar ya que cuando se cuenta con el respaldo de éstos el aprendizaje se torna más significativo y se ven mejores resultados en la enseñanza-aprendizaje. En ocasiones se confunde la labor del docente como orientador y se cree que la responsabilidad de enseñar, en este caso a leer y escribir es meramente de él, cuando en realidad es un proceso que debe empezar en el hogar y fortalecerse en la escuela.

Finalmente, no se puede desconocer el sistema bajo el cual está regida la enseñanza de la escritura y la lectura en la escuela ya que si el docente no logra transformar y adecuar pertinentemente las herramientas que se le otorgan para enseñar estas dos (lectura y escritura) su propósito puede resultar fallido al no ser comprendido y asimilado por sus estudiantes.








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